Buscó su música preferida en la laptop, necesitaba la inspiración adecuada para ponerse a escribir. Además, le desesperaba escuchar a su padre confundido. La paciencia nunca había sido una de sus virtudes y, para no estresar su propia mente, puso el volumen de los audífonos al máximo.
A pesar de que quería concentrarse solo en
escribir, su mente divagaba en varias cosas. Su madre, por ejemplo, quien
siempre se tenía que “partir la espalda” para mantener su trabajo de docente.
Era algo que detestaba bastante, deseaba encontrar un trabajo pronto, pero, al
mismo tiempo, no quería responsabilizarse de las cosas. Sabía que estaba
huyendo de lo que le correspondía hacer, sin embargo, lo haría el mayor tiempo
posible. Por esa razón se refugiaba en las letras, a un mundo donde nadie más
podía entrar y sólo era ella y las palabras.
Tarareaba la canción mientras seguía escribiendo
las primeras palabras que asaltaban su mente, era su costumbre, imaginar que
tenía una maravillosa voz e impresionaba a todos en su escenario imaginario.
Cerró sus ojos para que el ritmo de la canción la motivara a escribir, pero
solo recordó que no había almorzado y el hambre le empezó a nublar el
pensamiento. Tendría que dejar la historia para otra ocasión y buscar algo que
comer.
Comentarios
Publicar un comentario